sábado, 30 de mayo de 2009

Qué ruina de deporte...

Sí, volvería a bucear... y con qué ganas. En diciembre ya andaba otra vez, cual reina de los mares, pasando frío con aguas a 14-15 grados... Pero comenzando a disfrutar de verdad del buceo y eso fue lo que me hizo pensar en comprar mi propio equipo.

De hecho entre esa primera inmersión y la siguiente comencé a comprarme el equipo... Quizás fue una locura, porque con sólo tres inmesiones gastarse toda esa pasta en equiparme... Porque el material de buceo es caro... pero es imprescindible, si vas a bucear con frecuencia (y yo ya lo veía venir), tener tu propio equipo. Y esta es otra aventura porque hay tantas marcas, tantos modelos... que es un auténtico peregrinaje por tiendas virtuales, catálogos, foros y consejos de los expertos. Finalmente encontré en Aguazul muy buenos precios, así que lo compré todo allí.

Mi primer objetivo era: No pasar frío. Así que me decidí por un traje semiseco Seac Sub de mujer, de 7 mm. Debajo de este me pondría el shorty, que son otros 5 mm y así el frío sería cosa del pasado. A esto le añadí unos escarpines Scubapro5 mm y otros finos (calcetines) de 2 mm para ponerme debajo. Total: 240 euros.

Segundo objetivo: No agobiarme con el tema lentillas. Estuve pensando mucho comprar la máscara con cristales graduados o no. Pero no quería estar agobiada debajo del agua por si me entraba agua en la máscara y me molestaba una lentilla o algo así... De modo que me decidí por graduar la máscara. Pillé la Cressi Sub Focus en color negro con los cristales graduados, por 97 euros.

Tercer objetivo: Seguridad. Y aquí entraba en juego el tema jacket, regulador... Me decanté por un jacket especial para chica, un Seac Sub Pro Lady, muy bien de precio (235 euros) que me encanta porque es muy pequeño, ídeal para mí, y tiene bolsillos de lastre, que me resultan muy cómodos, porque llevar mucho lastre en el cinturón me deja un dolor de espalda importante. El regulador no lo compré en este momento, sino un par de meses más tarde, pero compré un Beuchat VX200, especial para aguas frías (ni que yo fuera a irme al Polo... pero estaba bien de precios y lo compré)... otra broma de 295 euros.

A esto hay que añadirle las aletas (48 euros), los guantes (20 euros), la caja de transporte (45 euros)...


Total: Adios a la extra de Navidad.... y aún faltaba el ordenador, el cuchillo, la linterna... !Qué ruina de deporte!!!





martes, 26 de mayo de 2009

Tragando agua salada...

Y llegó la hora de tirarse al mar.... pero de verdad, nada de bautizo con monitor cogidito de la mano (aunque bueno... sí que tocó en algún momento...).

Águilas, Murcia. Noviembre de 2008... Sí! Noviembre (estamos locos, o qué???).Para allá que vamos 9 intrépidos alumnos del curso de buceador una estrella, instructores y coches cargados de equipos prestados por el club de buceo.

Como somos muchos alumnos, las inmersiones se organizan en dos turnos. Dos inmersiones el sábado por la mañana y una el domingo. Yo buceo en el segundo turno con Manu, Raúl y Alfonso, que han sido mis compañeros de grupo durante el curso en Salamanca.

Llegamos el viernes, ya entrada la noche. Cenita con la gente del club (en total somos unas 15 personas), muy buen rollo y muchas risas. Después a dormir... no consigo conciliar el sueño más que un par de horas... La verdad es que estoy nerviosa.

El sábado no nos toca madrugar mucho porque vamos en el segundo turno. Buceamos con el club de buceo Estela. Está muy bien porque está en el mismo puerto, y no hay que trasladar equipos y botellas.


Cuando llega la hora montamos equipos y a la barca!!! Yo iba super nerviosa. Super Dive Master (Jose Carlos) siempre muy pendiente de mí y de todos los compañeros, transmitiendo tranquilidad. Y toca tirarse al agua... y en ese momento pienso... "Pero qué coño hago yo aquí?" No da tiempo a más... Los peces que nadan junto al cabo comienzan a dar respuesta a ese porqué.

Bajo agarrada al cabo, poco a poco, los oídos me molestan un poco pero consigo compensar. Es una inmersión sencilla, en la Isla del Fraile, para principiantes como nosotros. 7 metros como mucho. El agua está fría, muy fría, apenas a 14 grados. Pero con los nervios casi ni lo noto... Buceo en cabeza de grupo con el instructor como compañero. Continuamente me pregunta cómo me encuentro, mientras controla al grupo, cerrado por Javier (mi profe particular de cómo quitarse la máscara, jejeje). Yo voy bien, no del todo cómoda, un poco nerviosa, no controlo bien la flotabilidad, pero dadas las circunstancias, bien. Y aunque no disfruto plenamente (normal), tampoco me siento mal bajo el agua.

La segunda inmersión, en el mismo sitio, pero bajando a 10-12 metros. Más o menos las mismas sensaciones. Lo peor de todo la salida del agua, me duele ligeramente la cabeza y tengo mucho frío. Es normal: hiperventilo un poco, agua a 14 grados, traje húmedo, diciembre.... En fin.

Y así acaba el primer día de buceo... no ha sido una gran experiencia, pero ha sido una prueba superada. Después comer y cargar pilas para el día siguiente.

El Domingo, tras otra noche casi sin dormir, amanezco sin ganas de bucear. Tengo un poco de ansiedad y no me apetece nada: hace frío y estoy nerviosa. No soy la única, otros compañeros confiesan el mismo "miedo"... porque es eso... un poco de miedo. Hoy vamos a bajar a casi 20 metros y eso ya me da mucho respeto.

La inmersión es en La Cueva de la Virgen. En el barco voy bien, pero a medida que bajo el cabo me voy poniendo nerviosa. El agua está bastante fría y comienzo a hiperventilar un poco. Jose se da cuenta en seguida y comienza a tranquilizarme, incluso cantando y agarrándome de la mano. Los nervios se van poco a poco y me permiten, dentro de mis limitaciones (falta de control total de la flotabilidad y algunos aletazos mal dados) y mis miedos (el mayor de ellos que no me entre agua en la máscara, que llevo lentillas!!!!), disfrutar de la Cueva de la Virgen y de la morena que, amenazante, nos saluda desde el pecio Mi Teresa.

Y así acaba el curso. En unos días tendré mi certificación de Buceador 1 Estrella. Tengo un sabor agridulce... no he disfrutado del todo. Pero sé que esto me gusta. Me gusta la vida que he visto bajo el agua, me gusta la sensación de tranquilidad... es difícil de describir esa sensación. Sólo los que han buceado alguna vez saben a qué me refiero.

Sé que volveré a bucear.

lunes, 25 de mayo de 2009

Buscando formación

Una vez descubierto que quería seguir buceando o, mejor dicho, que quería aprender a bucear... tocaba buscar dónde hacer el curso básico de buceo y ay! viviendo en Salamanca pocas posibilidades podía haber.
Junto con unos amigos que también querían unirse al tema pensamos irnos a hacer el curso de un par de fines de semana que te ofrecen la mayoría de los centros de buceo por la zona de Murcia o Almería. La verdad es que me llamaba la atención que en cuatro días pudieran darte toda la formación necesaria para tener una titulación... pero era lo que había.
Hasta que nos enteramos que en la castellana, seca y austera ciudad de Salamanca había clubes de buceo y no uno... sino dos!!! Eso sí que me llamó aún más la atención, y cuando la gente me pregunta dónde hice el curso, se sorprenden de que en Salamanca se haga un curso de este tipo.


Finalmente nos decidimos por el Club Salamanca Diving, y es que Jose Carlos, instructor cariñosamente apodado como "Dive Master", nos convenció al 100% al darle tanta importancia al tema de la seguridad. Y es que Dive Master, es una máquina!!! El curso se componía de 4 clases teóricas de más de tres horas de duración, 4 clases en la piscina de un par de horas y 3 inmersiones en el mar. Todo ello para obtener la certificación de buceador 1 Estrella de FEDAS (Federación Española de Actividades Subacuáticas http://www.fedas.es/index.htm), equivalente al Open Water de PADI (que es la empresa de enseñanza de buceo más conocida internacionalmente).


Si quieres información para hacer un curso de buceo... no lo dudes: Club Escuela de Buceo Salamanca Diving: http://webs.ono.com/salamancadiving


Y así, una vez encontrado el dónde y el quién, comenzó el duro y arduo periodo de formación "buceril". Y digo duro y arduo porque meterte tres horas de teoría después del curro en un pueblo que está a unos kilometros de la capi... como que cuesta. O irte a la piscina en pleno invierno (sí, hice el curso en noviembre)... como que cuesta. Lo que pasa es que desde el principio hubo muy muy buen rollo, el instructor, Jose Carlos, es de esta gente que te da confianza y que te quita los miedos. O Javier y su paciencia infinita para conseguir que me quitara la máscara sin que me diera un ataque de histeria. Y las cañitas de después de las clases también ayudaron, claro está.


En las clases aprendes lo complicado que en realidad es este deporte, que la formación es básica para evitar la cantidad de riesgos a los que puedes enfrentarte en la práctica del buceo y lo importante que son las medidas de seguridad para practicarlo sin problemas.


Y bueno, una vez finalizado el periodo de clases teóricas y clases de piscina tocaba la prueba de la verdad... tragar agua salada! Pero eso ya os lo contaré otro día.

sábado, 23 de mayo de 2009

Génesis (o de cómo me enganché al buceo)


En agosto de 2008 me fui de vacaciones a Punta Cana... una semanita de sol, playa y relax, pero también unas vacaciones en que ya llevaba en la cabeza hacer algo que, en principio, no sabría si podría realizar: bucear.


Y, sí, pude. Un bautismo de buceo en el Caribe. Un video, una hora en la piscina y una hora en el mar... El video: un rollo que no motiva nada, más bien asusta. En la piscina: agobio... (!dios mío, no puedo respirar!). En el mar... a punto de no meterme si el instructor no me anima y me da la confianza que me dio...


Y es que la parafernalia del buceo es bastante amplia. Que si aletas, máscara, botella, jacket, regulador, plomos... Y encima echarte al agua desde el barco, hacia atrás... Ahora me da la risa pensarlo pero entonces le pedí al barquero que si me podía empujar, que no me atrevía... cosa a la que se negó, por cierto. En fin, que no me veía yo volviendo a bucear en mi vida... y los que me conocen saben bien de qué hablo...


Pero entonces, una vez bajo el agua, ocurrió el milagro. Y digo milagro porque esa sensación que uno tiene cuando se sumerge sólo puede deberse a una intervención divina... Qué tranquilidad, qué paz, qué increíble!!!!
Y así empezó todo... luego vinieron los cursos y las buceadas "de verdad"... pero eso es otra historia.