sábado, 23 de mayo de 2009

Génesis (o de cómo me enganché al buceo)


En agosto de 2008 me fui de vacaciones a Punta Cana... una semanita de sol, playa y relax, pero también unas vacaciones en que ya llevaba en la cabeza hacer algo que, en principio, no sabría si podría realizar: bucear.


Y, sí, pude. Un bautismo de buceo en el Caribe. Un video, una hora en la piscina y una hora en el mar... El video: un rollo que no motiva nada, más bien asusta. En la piscina: agobio... (!dios mío, no puedo respirar!). En el mar... a punto de no meterme si el instructor no me anima y me da la confianza que me dio...


Y es que la parafernalia del buceo es bastante amplia. Que si aletas, máscara, botella, jacket, regulador, plomos... Y encima echarte al agua desde el barco, hacia atrás... Ahora me da la risa pensarlo pero entonces le pedí al barquero que si me podía empujar, que no me atrevía... cosa a la que se negó, por cierto. En fin, que no me veía yo volviendo a bucear en mi vida... y los que me conocen saben bien de qué hablo...


Pero entonces, una vez bajo el agua, ocurrió el milagro. Y digo milagro porque esa sensación que uno tiene cuando se sumerge sólo puede deberse a una intervención divina... Qué tranquilidad, qué paz, qué increíble!!!!
Y así empezó todo... luego vinieron los cursos y las buceadas "de verdad"... pero eso es otra historia.

2 comentarios:

  1. ¡Enhorabuena!

    ¡Bienvenida al mundo del blog!

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  2. Gracias Suso... y como yo soy asín... pues dos blogs en lugar de uno, jeje. Aunque bueno, el otro lo cree hace meses, pero no me había animado a escribir. Nos leemos!

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